No era una final más. Indudablemente estamos frente al partido más importante de los últimos años, y ¿Por qué no?, desde el cambio de formato que se utilizá en la actual UEFA Champions League. Por un lado, venía el Barcelona, que había conquistado la Liga Española y la Copa del Rey y entonces sólo le quedaba ir por el “triplete”, algo que ningún equipo Español había conseguido, por lo menos, hasta este partido. Del otro lado aparecía el Manchester United, un equipo inglés que venía de ganar la Premier League y debía defender el título obtenido en la Temporada pasada, donde se consagró campeón de la competición más importante de clubes de Europa venciendo al Chelsea por penales.
Mientras que el Barcelona alcanzaba esta final de una manera poco holgada, tras empatar en condición de visitante frente al Chelsea con un gol de Andrés Iniesta, en los últimos minutos del encuentro, el Manchester United llegaba un poco más cómodo tanto en el resultado obtenido en semifinales frente al Arsenal, un global de 3 a 1 a su favor, como en cantidad de jugadores, puesto que Sir. Alex Ferguson pudo contar con todos sus futbolistas más importantes, al mismo tiempo que Pep Guardiola contó con importantes bajas, ya sean por lesión o por suspensiones, como Dani Álves, Abidal, Gabriel Milito, y en especial, Rafael Márquez.
En un marco pocas veces visto, en el Stadio Olímpico de Roma, arranco el partido. Un Manchester United muy ofensivo comenzó teniendo muchas posibilidades de gol en base a su mejor jugador, Cristiano Ronaldo, que remato un tiro libre muy peligroso que pudo detener Víctor Váldes y también disparo de media distancia otros dos disparos que se fueron muy cerca. Pero en el 10´, y cuando el Barcelona parecía ser apabullada por la potencia de su rival, apareció Samuel Eto ´o, luego de una jugada elaborada por el Xavi, para superar a un defensor y establecer con una sutil definición al primer palo el 1 a 0 a favor del conjunto Español.